obra de Alex Katz |
En el libro ¡Sí! (Lid Editorial, 2008) de Goldstein, Martin y
Cialdini, un ensayo muy recomendable sobre los entresijos de la
persuasión, sus autores comentan que toda afirmación seguida de un
porque aumenta exponencialmente su capacidad persuasora, es decir, el
intento de que alguien emigre de opinión a través de la exposición de
argumentos. La conjunción “porque” toma en consideración a la persona
interlocutora o directamente interpelada, respeta su capacidad de
escrutar los hechos y colocarlos allí donde encuentran su razón de ser,
elimina una posible sensación de aleatoriedad en la medida, o de nociva
inequidad, el sentimiento más corrosivo para el buen funcionamiento de
las interacciones con nuestros pares. Explicarse es un recurso
persuasor, pero sobre todo es una herramienta que enlaza con nuestra
sociabilidad. Al explicarnos conferimos el estatuto de persona al otro.
No existe mayor muestra de respeto. Es fácil por tanto inferir qué
podemos hallar en el reverso de esta conducta. Qué ocurre cuando no
explicamos decisiones que afectan a los demás.
Artículos relacionados:
La bondad convierte el diálogo en verdadero diálogo.
Dos no se entienden si uno no quiere.
Compatibilizar la discrepancia.
Artículos relacionados:
La bondad convierte el diálogo en verdadero diálogo.
Dos no se entienden si uno no quiere.
Compatibilizar la discrepancia.