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viernes, marzo 26, 2021

El descanso

Obra de Michelangelo Pistoletto
En el ámbito educativo hoy comienzan las vacaciones de Semana Santa. Momento de pausar los días para establecer una relación más amable y descansada con el tiempo. Recuerdo cuando era estudiante y llegaba la temible época de los exámenes finales. En vez de preocuparme de cuántos días disponía para estudiar, mis cálculos se radicalizaban en torno a cuánto tiempo podía acumular para descansar. Mi mejor amigo, actualmente segundo entrenador de uno de los grandes equipos de la Premier, vindica permanentemente que tan relevante es el entrenamiento como el descanso. Son elementos asociados. En los estadios de repercusión no hay prevalencia del uno sobre el otro. Sin descanso tanto físico como cognitivo los entrenamientos sirven para muy poco. Sin entrenamientos, el descanso pierde su operatividad. Muchos aducen que las vacaciones sirven para desconectar, pero creo que su función es justo la contraria. El tiempo libre es un refugio para ensamblarnos con aquello que nos sabotea el tiempo obligado de la producción. Así que estos días toca descansar de la celeridad que fragiliza nuestros vínculos afectivos, de la sobrecarga de tareas alimenticias que nos alejan de la ejecución de aquello que nos anuda con nuestros sueños más entusiastas. Descansar para cuidar y atender mejor al huésped alojado en las palpitaciones de nuestras sienes, para volver a inscribirnos en el mundo y en la vida compartida de un modo más deliberado y consciente. Volveré a este universo pantallizado el seis de abril para compartir el semanal artículo de los martes. Hasta entonces que disfrutéis de estos días de asueto. Un abrazo a todas y todos.