Obra de Anna Wypych |
Asimismo nos podemos encontrar con la
mentira por comisión, aquella en la que se adultera la realidad y se incluyen
aditamentos ficticios, se inventan los pasajes que mejor se acomodarán en los tímpanos de nuestro interlocutor. Adolfo León Gómez en su obra Breve tratado sobre la mentira resume muy bien ambas categorizaciones: «La mentira consiste en un acto lingüístico contrario a las
intenciones, pensamientos, creencias, sentimientos, que el acto lingüístico implica
pragmáticamente». Y la media verdad, ¿qué ingredientes combina para arraigar con éxito? Se trata de una falacia que participa misceláneamente del árbol genealógico de ambas mentiras. Oculta datos,
fabula con otros, y los envuelve con elementos verosímiles a sabiendas de que para perpetrar
una mentira con éxito es primordial intercalarla entre unas cuantas verdades. La falacia de la media verdad es muy utilizada porque además de su probada eficacia protege la reputación en el fatídico caso de que te descubran habitando una mentira. Siempre se podrá aducir malinterpretación, tergiversación, olvido sin dolo, tendenciosidad por parte del objetor, o una errática asignación de significados. La media verdad y su utilización estratégica de mentiras por omisión y por comisión, verdades parciales y calculadas ambivalencias persigue fines análogos a los de la manipulación: doblegar la voluntad de un tercero para que adopte un curso de acción que probablemente no tomaría en caso de disponer de toda la información. Recuerdo
haber leído algún ensayo sobre la gestión del consultor político en el que con
jerga muy técnica y enjundiosa se invitaba al político a comportarse maquiavélicamente
en los debates. Se prescribía que toda pregunta destinada a un político ha de ser contestada
no para satisfacer al que la formula, sino para persuadir y contentar al que la escuchará luego en un informativo o la leerá más
tarde en la prensa. La media verdad se alza así en inherente estratagema política para
fines proselitistas, si es que político y proselitismo no son un agotador
pleonasmo.
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El abuso de debilidad y otras manipulaciones.
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