Ayer impartí la
conferencia inaugural de las XII Jornadas de Mediación de la Universidad Pablo
de Olavide de Sevilla. La titulé "Elogio de la cooperación. O cooperamos o
nos haremos daño". La conferencia duró una hora y media y en ese intervalo de
tiempo me dediqué a compartir y explicar seis conclusiones a las que he llegado
después de mucha investigación, mucha bibliografía y muchas horas de redacción de contenidos y de producción de conocimiento transdisciplinario. Mis seis
conclusiones para atreverme a hacer una encendida apología de la cooperación fueron:
1. En la competición siempre
hay damnificados.
2. Las personas convivimos.
Somos existencias anudadas a otras existencias.
3. Las personas somos
entidades muy complejas.
4. Somos seres
interdependientes.
5. Sin cooperación no hay
solución. El conflicto puede terminarse, pero no solucionarse.
6. La cooperación necesita la
convicción ética de que el otro es la prolongación de mi propia dignidad. De que la capital del mundo es nosotros.
La conferencia fue una detallada explicación de por qué he
llegado a estas seis conclusiones. Aderecé mis tesis con los resultados de algunas
dinámicas que he llevado a cabo en los últimos
años con niños y adultos para ver cómo resuelven la tensión entre el interés
privado y el interés común. Terminé mi intervención compartiendo doce grandes
ideas de genealogía muy pragmática para lograr entornos más cooperadores. Como
punto final animé a los asistentes a que refuten esa idea tácitamente divulgada de que como los demás
son tan importantes para nosotros, cuanto menos lo sepan, mejor. Conviene hacer justo
lo contrario. Los demás son tan importantes para nuestras vidas que cuanto más lo
sepan mejor para ellos, para nosotros, para todos.