Obra de Anna Bocek |
En estos lugares comunes de la pedagogía del esfuerzo se olvida lo más sustancial. Suele ocurrir que los objetivos por los
que pugna nuestro esfuerzo suelen ser los mismos por los que también pugnan
otros candidatos. Si el esfuerzo se encamina a objetivos que solo se alcanzan a
través de la competición (y todos los vinculados con el empleo y por tanto con
la supervivencia llevan este membrete), tendremos que ser intelectualmente
honestos y asentir que para alcanzar el resultado anhelado se necesita la
colaboración simultánea de cuatro potentes vectores. Si uno de ellos flaquea, la
recompensa final se tambalea. Los cuatro elementos que necesitan presentarse en
perfecta siderurgia son talento, esfuerzo, suerte y que los rivales que
compiten por satisfacer el mismo resultado sean menos competitivos que tú. No
hay más. El esfuerzo es la capacidad para mantener altas tasas de
energía en una misma dirección durante un tiempo prolongado. Sin él es difícil
alcanzar meta alguna, pero solo con él tampoco. La capilaridad del esfuerzo
opera como un factor higiénico: su presencia no te eleva, pero su ausencia te
hunde.
El talento es la habilidad para ejecutar de un modo excelente una actividad concreta. Sin talento se pueden llevar a cabo muchas cosas, pero es difícil que lo que uno haga descolle de lo que hacen los demás y por tanto se puedan obtener ventajas competitivas (según el neolenguaje). La suerte es un concepto muy elástico. Como no ejercemos control sobre sus apariciones, jamás le atribuimos autoría alguna cuando el mundo nos sonríe, pero depositamos en su titularidad nuestros lamentos cuando las cosas se tuercen. Y finalmente están los demás. En los entornos competitivos no basta con esforzarse, tener talento y que la suerte se aliste a tu lado. Es prioritario que tus rivales posean algo menos que tú de los tres vectores señalados. En una competición hay una lógica predatoria, porque si uno gana es porque su rival pierde, así que las competencias de uno (que son las sedimentaciones del esfuerzo) son variables en relación con las del otro. En este escenario de antagonismos granulares el esfuerzo se erige en una premisa de la que sin embargo no podemos concluir nada. Me refiero a nada que curse con el resultado.
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