viernes, abril 25, 2014

Lo inesperado

He empezado a leer la novela El verano sin hombres de Siri Husvedt. Hace dos meses concluí la lectura de su muy lúcido ensayo Pensar, vivir, mirar (Anagrama, 2013). Me resultó revelador y me empujó a reflexionar mucho sobre cuestiones que de otro modo habrían permanecido en mi particular y latifundista limbo. Esta mañana le he leído una idea aparentemente banal, un enunciado de perogrullo que todos asentariamos al escucharlo: «Cualquier cosa puede suceder en cualquier momento».

A mí me gusta subrayar que lo inesperado está esperándonos a cada instante, que lo único cierto es lo incierto, que si quieres que Dios se parta de la risa basta con que un día le cuentes tus planes. Estas certezas traen adjuntada otra que demuestra con dolora transparencia nuestra condición de subalternos. Muchos de los episodios que nos han marcado en nuestra vida podrían no haber acontecido, haber desdeñado nuestra biografía como lugar para recalar y haber elegido aleatoriamente otra. Así de sencillo. No hicimos nada para que ocurriera, ningún merecimiento para convertirnos en acreedores, nada destacable para reembolsarnos un episodio que ahora restrospectivamente catalogamos como cardinal. Ocurrió. Así. Sin más.

miércoles, abril 23, 2014

Día del Libro 2014

Leer puede ser un placer, pero sobre todo es una necesidad social. Nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos a través de palabras. A pesar de esta certeza, leer empieza a convertirse en un maravilloso acto de disidencia. En un mundo alérgico a la lentitud, la pausa y reflexión que requiere la lectura ilustrada es una burla a la lógica de la vida contemporánea sobrecargada de horarios y tareas. Leer se eleva al rango de hito transgresor. Cuando utilizamos el verbo «leer», en realidad estamos refiriéndonos a «charlar privadamente con mentes privilegiadas que nos ofrecen lo mejor de sí mismas de forma ordenada».

La cultura, y con especial protagonismo los libros, no es otra cosa que el legado que la humanidad nos presta para que hagamos del mundo un lugar más pequeño y de nuestra cabeza un sitio más grande. Es un acto de infinita gratitud por parte de los autores. Es un lujo que gente pertrechada de conocimiento y destreza en el arte de coagular tinta te ofrezca por escrito todo lo que ha descubierto. En el nuevo mundo inaugurado por las tecnologías de la información y la comunicación se divide a las personas en aborígenes y emigrantes digitales. Yo soy menos sofisticado. En la vegetación social se está abriendo una sima cada vez más abismal entre los que leen ilustrada y asiduamente y los que no. Hay que leer no porque sea un placer (que para muchos no lo será) sino porque nuestro cerebro posee estructura lingüística. Somos lo que sabemos expresar porque la narración en la que se edifica nuestra persona está construida de palabras. La mejor convivencia que podemos entablar con ellas es a través de la lectura. Feliz día.

viernes, abril 11, 2014

El diálogo como única forma de progreso

Gracias a todos los que asististeis a mi conferencia "El diálogo como única fórmula de progreso" dentro de las undécimas Jornadas de Mediación de la Universidad Pablo de Olavide. Gracias también a los organizadores por contar conmigo. Espero que os lo pasarais tan bien como yo. Mi hábitat natural es la escritura, pero disfruto mucho compartiendo con los demás todo lo que leo. En realidad hay que agradecérselo a todos aquellos que legan su conocimiento para que luego nosotros lo utilicemos. Me encanta que además de aprender os hiciera sonreír. Nietzsche certificó que un día sin reírse es un día perdido. Aunque a veces los días nos parecen muy largos, la vida es muy corta como para estar siempre serios y circunspectos. Además no hay una sola prueba científica que demuestre que el conocimiento mantiene enemistad con el entretenimiento y la sonrisa. De lo que sí existen numerosas pruebas empíricas es de lo contrario. Un abrazo y feliz fin de semana.