Obra de Alex Katz |
La mejor definición de diálogo se
la leí de forma causal hace unos años a Emilio Lledó. El filósofo describía magistralmente el diálogo
como las nupcias que mantienen la inteligencia y la bondad. He necesitado muchos años de estudio para atreverme a decir ahora que sin bondad no puede emerger el diálogo. La arquitectura del diálogo necesita la predisposición ética, la pacífica inclusión
de mi interlocutor en mis deliberaciones y en mis juicios con el deseo de atenuar la disensión. La ausencia de un sentimiento de apertura al otro como la bondad es una disfunción que anula el engranaje de este enorme hallazgo de la inteligencia. En Ética de la hospitalidad, el también filósofo Innerarity explica que «la organización
respetuosa de las diferencias implica una disposición a dejarse interpelar por
otros puntos de vista, algo muy contrario de la conservación obstinada de la
propia peculiaridad». La mayoría de las fricciones que trata de neutralizar el
diálogo se deben a que perseguimos que nuestro interlocutor acepte nuestros enunciados
apodícticos (aquellos que no se pueden afirmar
si son verdaderos o falsos) y renuncie a los suyos. Todo lo relacionado con nuestras deliberaciones
cursa con nuestro gigantesco andamiaje sentimental (emociones, sentimientos,
pensamientos, tabla axiológica, deseos, expectativas, capital empírico), y en ese macrocosmos singular
no hay verdades ni falsedades, ni veracidades ni mendacidades, ni razón ni
sinrazón, ni errores ni aciertos. En el mundo deliberativo dos afirmaciones
antagónicas no se destruyen, sino que el diálogo se yergue en el instrumento
que intenta entenderlas sin
necesidad de eliminarlas. Sólo se puede percibir claramente esta magnitud con la
participación sentimental de la bondad y el trato ético cuando esa misma bondad se convierte en virtud.
Dicho con una especie de tautología muy sencilla y casi nemotécnica: «sólo se puede
entender si se quiere entender». Sólo se pueden encontrar evidencias mancomunadas
que superen a las anteriores si uno acepta que hay que buscarlas con la ayuda
cooperativa de los mejores argumentos. El sitio donde se celebra esa búsqueda se llama diálogo. El lugar donde circula la palabra.
(*) El viernes 21 de octubre hablaré sobre el diálogo en la conferencia inaugural del Primer Congreso de Gestión de Conflictos y Mediación Ciudad de Bormujos (Sevilla). Será a las cinco de la tarde. Más información aquí.
(*) Y los días 25 y 26 de Noviembre participaré en las IV Jornadas Nacionales de Mediación, que este año se celebrarán en Salamanca. Desde el atril defenderé "El monopolio del diálogo en la solución de las fricciones humanas".
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