martes, marzo 24, 2020

La humanidad se inauguró con un acto de ayuda



Obra de  Jarek Pucze
En mis conferencias suelo contar una anécdota preciosa que le leí a Zygmunt Bauman (1925-2017) en su ensayo Confianza y temor en la ciudad. Vivir con extranjeros. Esta anécdota figura en la última página de La capital del mundo es nosotros, libro en el que se recuerda permanentemente la importancia de los demás en nuestras vidas, los sentimientos y formas de habitar la realidad que surgen de compartir espacios y propósitos, y la certeza de que esos nexos afectivos han nacido no sólo para amortiguar nuestra vulnerabilidad, sino para nuestro florecimiento como personas. Recuerdo que acababa de corregir las galeradas y justo unas horas antes de que el libro fuera a máquinas me encontré con esta anécdota. Era tan emocionante que llamé a la editorial para que por favor no mandaran nada a ningún lado sin antes incluir este pequeño relato, la historia que demuestra que la humanidad se inauguró con un acto de ayuda...




* Este texto aparece íntegramente en el libro editado en papel Acerca de nosotros mismos. Ensayos desde el confinamiento (Editorial CulBuks, 2020). Se puede adquirir aquí.
















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viernes, marzo 20, 2020

Nostalgia de abrazos de verdad


Obra de Daniel Coves
Estos días de excepcionalidad y confinamiento hogareño se habla mucho en la comunidad digital de los abrazos y de la punzada de nostalgia y aflicción que supone no poder darlos. He leído a gente muy afligida por no poder tocar a sus seres queridos. A mí me conmovió especialmente el comentario que hizo una amable lectora de Navarra al artículo del martes pasado cuando, después de compartir conmigo su apreciación del texto, me envió: «Un abrazo inmenso, ahora que tanto los echamos de menos». A pesar de que el abrazo era declarativo, prometo que me emocionó y lo sentí como si en vez de lingüístico fuera táctil. También me gustó mucho la expresión de otra lectora que diferenciaba el abrazo que nos mandamos en los mensajes o en los comentarios del «abrazo de verdad». Cuánta antropología alberga esa expresión. No es que los abrazos que nos dirigimos sean falaces, es que el cuerpo ha sido expulsado de esa celebración, y sin cuerpo no hay abrazo, no abrazo de verdad. El mundo pantallizado es el que ahora nos permite al menos contacto ocular, ver a los otros tras el cristal luminoso, pero la digitalización...



* Este texto aparece íntegramente en el libro editao en papel Acerca de nosotros mismos. Ensayos desde el confinamiento (Editorial CulBuks, 2020). Se puede adquirir aquí.

















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